Históricamente, la ingeniería nuclear se ha construido en torno a requisitos de estabilidad y rigor. Este enfoque, garante de un alto nivel de seguridad, ha frenado en ocasiones la adopción de nuevos métodos. El resultado: el sector, pilar de nuestra soberanía energética, se encuentra en una encrucijada. Debe modernizar su parque, optimizar sus operaciones, controlar sus costes y hacer frente a una presión regulatoria cada vez mayor.
Para garantizar su competitividad y responder a las exigencias de sobriedad y eficiencia, puede inspirarse en soluciones procedentes del sector del automóvil, un sector que ha sabido evolucionar ante limitaciones comparables y desarrollar herramientas sólidas para gestionar proyectos complejos, garantizando al mismo tiempo su rentabilidad.