Tanto en un coche como en un avión, un tren, un tranvía o un metro, el equipamiento interior y exterior debe cumplir criterios funcionales y estéticos. De hecho, estos contribuyen a la eficacia del material, a la vez que aportan más comodidad a los pasajeros. En un coche, a excepción de la estructura del chasis y el eje de tracción del motor, todo lo que forma el vehículo se considera un equipamiento. En el interior están los asientos, los paneles de instrumentos, las alfombrillas o los cinturones de seguridad. En el exterior cabe mencionar los parachoques, la iluminación, la señalización, las lunas o los elementos del techo.

En un tren, el equipamiento interior suele ser visible, como los asientos, el techo y el suelo, la cabina del conductor o la iluminación. En cuanto al exterior, podemos mencionar todo lo que contribuye al diseño del tren, pero también elementos de estilo, aerodinámicos o decorativos, incluyendo las puertas y los cristales.
Sobre la base de diversas competencias, el diseño de equipamientos abarca muchos conocimientos sobre diferentes materiales: desde el conjunto de procesos relacionados con el procesamiento de plásticos (inyección, termoformado, extrusión, etc.) hasta la mecánica, el trabajo textil, con espumas, madera y vidrio.

Las exigencias, que son muy específicas, se refieren principalmente a la viabilidad y el montaje de los equipamientos, a su cumplimiento de las normas en materia de seguridad y accesibilidad, y a la calidad percibida por los usuarios.